Se puede expresar así: Lo sé, no está de moda, suena a antiguo y a trasnochado. Pero es la esencia: si no partimos de un concepto moral de ayudar a nuestros pacientes, para aliviarles o curar sus enfermedades, y si ése no es nuestro principal objetivo, caeremos en el mal de nuestros tiempos: los números, los resultados, y las técnicas, que son sacralizadas por encima de todo, por encima de las personas. El buen médico se relaciona con sus pacientes, les entiende y les apoya. El buen cirujano lo es antes, durante el acto quirúrgico y después de él. No podemos ser simples operadores-técnicos excelentes y olvidar la esencia. Ésa que nos hizo tomar el camino de la Medicina, como maravillosamente es relatado en el Libro de Noah Gordon, El Médico.
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